sábado, 24 de septiembre de 2011

Suárez en llamas, dentro y fuera del campo

Dentro del fútbol, existen diversas situaciones que pueden provocar una disconformidad o molestia entre el jugador y el director técnico. Algunas quedan, precisamente, en situaciones del momento que son resueltas luego del pitido final cuando el equipo ya se encuentra en el vestuario y las pulsaciones están en disminución. Mientras que otras pueden derivar riesgos más severos, como conflictos o internet.
Un episodio de lo referenciado se vivió en Anfield, donde Liverpool derrotó por 2 a 1 al Wolverhampton. Posteriormente se conocerá si tuvo trascendencia o no, pero sin duda desconcertó a todo aquel que estuviera siguiendo el desarrollo del partido.
El duelo no estaba decidido ni mucho menos. Los locales se habían ido al descanso con un 2 a 0 a su favor, pero en la reanudación de la segunda mitad el rival descontó rapidamente en el marcador. Se abría una incertidumbre con el resultado y el desarrollo del juego, Luis Suárez era la figura de la cancha. Autor del segundo gol (una genialidad) y protagonista en otras dos ocasiones que fueron de las más claras para su equipo. Determinante, era una pesadilla para los defensores rivales. Comandante de los ataques, siempre como opción para descargar y generador de situaciones de gol. El uruguayo tenía motivos de sobra para ser el "man of the match".
En búsqueda de sentenciar el partido, Kenny Dalglish empezaba a mover las fichas y ya había mandado a la cancha a Dirk Kuyt, delantero poli funcional que se puede desempeñar como mediocampista/extremo, por Jordan Henderson. Consumado el primer cambio, poco iba a faltar para el segundo y más aún, si en el banco de los relevos estaba, quien de a poco va tomando minutos, Steven Gerrard. Su ingreso era inminente. A falta de nueve para el final, el resultado estaba abierto, Suárez seguía haciendo de las suyas, pero el Liverpool no daba garantías de quedarse con los tres puntos hasta que el partido finalice. Gerrard a la cancha, afuera Luis Suárez. Sí, leyó bien. Sorpresa para muchos. No así para el oriental, que en cuanto supo que era él quien se debía retirar su rostro ya estaba transformado en fastidio y bronca. Llegado al banco de suplentes, saludó al técnico sin mirarlo. Desconsolado, envuelto en llamas y con cara de "¿por qué a mí?", permaneció allí hasta el final del partido. Acto seguido se encaminó para los vestuarios, atinando a un mínimo saludo a los hinchas que se encontraban cercanos al jugador.
Se puede hacer un párrafo aparte sobre si se comparte la decisión del técnico o no. Si se puede afirmar que fue sorpresivo, llamativo, curisio y que el fastidio del delantero era más que evidente. Una situación que a veces se acostumbra a ver en el fútbol del mundo y que, en esta ocasión y por primera vez, le tocó al ex Ajax desde que llegó al club inglés. En tanto que los hinchas, discrepantes o no con esta decisión, desearán, ante todo, que solo quede en una situación más.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Triunfo y regreso

Por la tercera ronda de la Curling Cup, Liverpool, el equipo más ganador de la competición derrotó ayer 2 a 1 al Brighton como visitante. Los goles del triunfo los anotaron Dirk Kuyt y Craig Bellamy, mientras que Ashley Barnes descontó para el equipo local al cierre del partido. Como en el partido de la ronda anterior, victoria ante el Exeter por 3 a 1 también como visitante, Maximiliano Rodríguez fue parte de la alineación titular.
A pesar de ser una competición de menor jerarquía, ubicándose por debajo de la Premier League y la FA CUP (la competición más antigua de Inglaterra), el triunfo revitaliza al equipo, probando otras variantes en cancha y recuperándose de la dura derrota en la liga (segunda consecutiva) por 4 a 0 ante el Tottenham, el pasado fin de semana.
A su vez, no fue un partido más. Por primera vez en lo que va de la temporada, Steven Gerrard volvió a los terrenos de juego, luego de reponerse de su lesión en la ingle, de la cual había sido intervenido y, posteriormente, resentido de la misma en abril. Esta lo dejó afuera del resto de la temporada pasada y lo tuvo en plena rehabilitación en los comienzos de la actual. Su regreso se produjo a los 75' del segundo tiempo por el uruguayo Luis Suárez, cuando el partido iba 2 a 0 a favor de los de Dalglish.
Se espera que el mediocampista esté entre los 18 convocados para la próxima fecha de la Liga, cuando el Liverpool reciba al Wolves como local.
Si bien fue por la tercera ronda de la recién comenzada Curling Cup, Dalglish está sonriendo por partida doble, debido al triunfo y al regreso, anhelado por todo Liverpool, de su emblema: Steven Gerrard.


sábado, 3 de septiembre de 2011

Una leyenda llamada William "Bill" Shankly

   Un 2 de septiembre, hace 98 años, nacía uno de los entrenadores más populares de Gran Bretaña y uno de los baluartes más importantes de la gloriosa historia que posee el Liverpool Futbol Club. Un ídolo histórico con todas las letras.
   Escocés, se inició como jugador disputando más de 300 partidos en el Preston North End, equipo de la Football League One (la segunda división de Inglaterra) e inclusive llegó a representar a su país en siete oportunidades. Su proyección como futbolista se cortó en 1939, cuando se desató la Segunda Guerra Mundial y se suspendieron todas las competiciones en Inglaterra.
   Finalizada su carrera en 1949, empezó la labor de entrenador con tan solo 36 años. Su arribo al Liverpool tuvo una serie de ante cesiones. Primero se hizo cargo de equipos como Carlisle United (su primer equipo como jugador) y luego recaló en otros tres: Grimsby Town, Workington, Huddersfield Town. La mayoría de sus alejamientos se debieron a distintas confrontaciones con sus respectivas comisiones directivas. El escocés tenía un carácter fuerte y vivía el fútbol con mucha intensidad.
   Diez años duró esa transición antes de llegar a los "Reds". El club vivía un presente negro. Además de limitar en la segunda categoría, se encontraba en deplorables condiciones y disponía de un campo de entrenamiento totalmente arruinado.
   Los éxitos de Shankly fueron de menor a mayor: devolvió al equipo a primera, se consagró campeón de la FA CUP (la competición más antigua del país) y luego obtuvo tres títulos de la liga doméstica y sumo cuatro Community Shields (Supercopa Inglesa) a las vitrinas.
   Pero Bill no sólo llenó de historia al club desde lo táctico y estratégico. Fue él quien instauró en Liverpool esa mística con la cual se lo conoce hoy en día. El cambio de color de la equipación a un rojo, que pudiera generar un impacto psicológico: poder y peligro. También ordenó la colocación del legendario lema "This is Anfield", que se encuentra en las escaleras que dirigen del vestuario al campo de juego, para recordarles a aquellos que las transiten que están frente ante un escenario mítico.
   Luego de haber generado un impacto extraordinario y llevar al club a lo más alto, "Bill" cesa en su cargo, dejando el equipo en manos de su colaborador.
   En homenaje a su fallecimiento, a causa de un infarto, se celebró un partido y se erigieron unas puertas de forja en las que se lee el eterno eslógan, del himno del club, "You’ll never walk alone".
   Hasta el día de hoy, es el entrenador que más partidos dirigió al Liverpool con un total de 743.
En su honor se halla una estatua en la entrada del estadio que reza: "The man who made people happy". Un reconocimiento a todo una leyenda...