Nadie se hubiera imaginado que las riendas del partido las tomaría el visitante y en menos de 15' ya estuviera en ventaja, gracias al gol de su capitán y emblema, Steven Gerrard. Mucho trabajo para Hart, hasta que el Liverpool levantó el pie del acelerador.
Luego de la primera parte, el panorama no podía ser mejor. La ventaja, el descanso, la presió y desesperación para el dueño de casa y el desquite en Anfield. Pero la buena producción del primer tiempo, se diluyó en el segundo y el Liverpool casi se caba su propia tumba. La frase de Omar Asad "el micro en el arco" sería insuficiente para describir la actitud defensiva del conjunto de Dalglish. Arrinconado en su area, le cedió la pelota al City, y desde el banco sumó dos defensores más.
Con la constante búsqueda del City, sin muchas ideas, poca precisión y falta de inspiración, más las buenas respuestas de Reina, quien reinvindicó la actuación pasada, el resultado se mantuvo y los 90 pico transcurrieron.
Consumada la ida, sin recibir goles y con un triunfo en el bolsillo, lo peor ya pasó y llega aventajado para quedarse con el pase a la final. Pero tuvo que transpirar, sufrir y defenderse con uñas y dientes, de una manera que no da garantías y ante el mínimo error, o la suerte del otro lado, podía resultar catastrófico. Creo que, no está mal defenderse y menos ante un rival de tal magnitud, pero hay otras variantes para hacerlo, más efectivas y menos riesgosas. Por ahora, hay final feliz...
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